¿En verdad quieres promover que tu empresa utiliza Inteligencia Artificial?
Por Guillermo Ponce SabidoPor Guillermo Ponce Sabido
Por Guillermo Ponce SabidoPor Guillermo Ponce Sabido
En los últimos meses he observado como muchas compañías y profesionales promocionan el uso de inteligencia artificial (IA) dentro de sus empresas o en sus servicios con el afán de diferenciarse de sus competidores y parecer más tecnológicos e innovadores, sin embargo, existe un fenómeno psicológico del que creo que deberían de estar al tanto ya que su estrategia de comunicación podría resultar contraproducente. En el articulo de hoy me centrare en las industrias creativas pero este principio aplica para todas las empresas.
La democratización de la inteligencia artificial generativa esta revolucionado la forma en que se crea contenido, ya sean imágenes, textos o videos. Esta tecnología permite crear piezas creativas de gran calidad en una fracción del tiempo que normalmente se requiere, y aunque es una gran herramienta que podría impulsar la industria, es necesario plantearnos preguntas sobre cómo este cambio podría impactar el valor percibido del trabajo de los profesionales creativos ¿Puedes cobrar 10 horas de trabajo por lo que te toma ahora 30 minutos?
Existe un fenómeno psicológico conocido como la heurística del esfuerzo, esta heurística o atajo mental de nuestro cerebro, nos dice que a menudo las personas equiparamos la calidad de un objeto o tarea con la cantidad de esfuerzo que se invirtió en ella. Muchas marcas de lujo entienden la importancia de esta heurística y promueven el esfuerzo, dedicación y tiempo que se requiere para fabricar sus productos, como fin para justificar su precio. Podemos decir que esta regla mental, a la que acudimos para determinar si algo es valioso en nuestro día a día, es por lo general confiable, ya que a más esfuerzo suele resultar en mejores productos. Sin embargo, la introducción de la IA en el proceso creativo complica esta dinámica y genera una paradoja:
A medida que la IA va mejorando, esta puede producir imágenes, textos y videos de altísima calidad con menos intervención humana, pero los clientes al observar una disminución visible del esfuerzo humano, pueden sentir una disminución en la calidad del producto final y el valor que estarán dispuestos a pagar disminuirá (Aunque objetivamente estén recibiendo algo de mayor calidad con un proceso más eficiente).
Esta paradoja abre un nuevo reto para la industria creativa, si el modelo de negocios actual cobra por las horas trabajadas o los entregables, el reto consiste en cambiar la percepción de los clientes respecto al esfuerzo utilizado ayudándoles a entender que el valor del trabajo creativo no se define únicamente por el tiempo o el esfuerzo visible para ellos. Pero a la vez comunicar el esfuerzo que es invisible siempre se quedará corto si no empezamos a ligar nuestro trabajo a métricas y resultados concretos, a pesar de lo retador que esto sea.
Existe una anécdota que dice que un día, mientras Pablo Picasso estaba en un parque, una mujer se le acercó y le pidió que le hiciera un retrato. Picasso accedió y en pocos minutos hizo un retrato rápido de la mujer. Cuando ella le preguntó cuánto le debía, Picasso respondió: «5,000 francos».
La mujer se sorprendió y exclamó: «¡Pero eso solo te llevó unos minutos!»
A lo que Picasso respondió: «No, señora, me llevó toda mi vida».
La moraleja tradicional de esta historia nos dice que el valor de una obra de arte, o cualquier otro producto creativo, no se basa únicamente en el tiempo que le llevó al artista crearla en ese momento. También se debe tener en cuenta el tiempo, el esfuerzo y la experiencia que el artista ha acumulado a lo largo de su vida para poder crear esa obra. Pero aquí es donde me gustaría ser un poco incisivo ya que el reclamo de la señora a Picasso, se debe a una disparidad en el valor percibido, por tanto vale la pena preguntarnos ¿La señora se quedo tranquila con la respuesta y pago felizmente? ¿Esa obra de Picasso se podría vender a lo mismo que sus otras obras? ¿Monet podría ofrecerle un mejor retrato a menor precio? ¿Después de eso la señora se volvió la mejor clienta de Picasso o corrió a vender el retrato?
En los negocios idealmente mantenemos una relación de largo plazo con nuestros clientes, donde el valor que aportamos tiene que equipararse al valor que están dispuestos a pagar. Por más enamorados que estemos de nuestro esfuerzo y trabajo, si los clientes no lo valoran igual siempre existirá una disparidad que desgastara la relación y ese sentimiento de injusticia será uno de los puntos que puede ocasionar una ruptura.
Aunque la IA generativa presenta una oportunidad significativa para aumentar la eficiencia en las industrias creativas, las empresas y profesionales que promueven que están adoptando esta tecnología en sus procesos tiene que ser conscientes que esto puede resultar contraproducente, ya que a diferencia de Picasso que podía generar obras en minutos por su gran experiencia, los clientes pueden no valorar el uso de herramientas que reducen el esfuerzo humano al mínimo y que esto los hace dudar de la calidad de los entregables. Sin duda alguna estos temas son fascinates y la evolución de la tecnología traerá retos en torno al comportamiento humano que nos obligará a entender cada vez más como funciona nuestro cerebro y porque nos comportamos como lo hacemos.
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