Más Allá de la Alegría Navideña: Desentrañando los Efectos del Estrés Decembrino en Nuestro Cerebro.
Por Guillermo Ponce Sabido
Por Guillermo Ponce Sabido
Irritabilidad, ansiedad, tristeza, aumento de peso… términos que rara vez asociamos con la alegría navideña, pero que, curiosamente, se vuelven protagonistas en estas fechas. La temporada de fin de año, lejos de ser solo un momento de celebración, se convierte para muchos en un periodo cargado de estrés y agotamiento, exacerbado por compromisos familiares y presiones financieras. Este ‘estrés decembrino’ afecta a nuestro cerebro de maneras únicas y complejas. Para comprender nuestras reacciones y comportamientos durante estas fechas, es esencial explorar los efectos neurológicos del estrés. En este artículo, exploraremos por qué nuestro cerebro responde de cierta manera a estas fechas, por qué subimos de peso o comemos en exceso, asumimos más compromisos de los que podemos manejar y por qué las personas tienden a deprimirse en esta temporada.
El estrés decembrino afecta nuestro cerebro y sus preferencias alimenticias. En situaciones de estrés excesivo e incertidumbre, nuestro cerebro 🧠 entra en modo de supervivencia, haciéndonos más susceptibles a los antojos y a buscar alimentos altamente calóricos🧁. Esto se debe a un mecanismo evolutivo: nuestros antepasados, al enfrentarse a periodos de hambruna o peligro, recibían señales cerebrales que impulsaban la búsqueda de comidas ricas en calorías y grasas para asegurar su supervivencia. En un entorno moderno donde no hay escasez de alimentos y no necesitamos cazar para comer, este rasgo evolutivo juega en nuestra contra.
Otro motivo de porque vemos un incremento en nuestro peso tiene que ver con la disponibilidad de comida a nuestro alcance. Diversos estudios han demostrado que, cuanto más expuestos estamos a la comida y la contextualizamos como una ‘ocasión especial’, nuestro cerebro la procesa de manera diferente a una comida regular y se permite el ‘gusto’ de consumirla. Esto es conocido como el ‘Efecto de disponibilidad’.
Para las empresas, entender este efecto es vital, especialmente durante épocas festivas, cuando la lealtad a la marca disminuye si los productos deseados no están disponibles. Asegurar la visibilidad y el fácil acceso a sus productos o servicios, incrementando la presencia en línea y anticipando las demandas de los clientes, son estrategias fundamentales para mantener la competitividad y reforzar la lealtad del cliente en periodos de alta demanda.
En esta época de actividades y eventos sociales, sentimos que no podemos decir ‘NO’ a una invitación. La razón evolutiva de esta situación radica en que nuestro cerebro 🧠 percibe el peligro de la exclusión social con la misma intensidad que el peligro físico, por sólidas razones evolutivas y biológicas. Hasta hace poco, pertenecer a una comunidad nos mantenía vivos y el exilio era sinónimo de una sentencia de muerte.
Se creía que este miedo a perderse actividades o eventos era un fenómeno puramente psicológico o cultural, pero la realidad es que tiene bases neurológicas. El FOMO (miedo a perderse algo) se manifiesta en la preocupación constante de que otros estén fortaleciendo vínculos mediante experiencias gratificantes en las que no estamos presentes y que esto, a la larga, se traduzca en una exclusión social. Este sentimiento constante es lo que nos impide dejar de leer los mensajes de todos los grupos de WhatsApp en los que estamos, aceptar todas las invitaciones a eventos y estar revisando Instagram cada cinco segundos. Saber que esto nos afecta nos ayuda a controlarlo, ya que en una temporada que de por sí es bastante estresante, no necesitamos preocupaciones adicionales.
Las fiestas de fin de año están llenas de sorpresas, regalos, convivios y tiempo con nuestras familias, pero un tema del que se habla poco es cómo el dolor por la pérdida de un ser querido se hace presente. La memoria es fascinante y podríamos definirla ampliamente como: el intento de nuestro cerebro de conectarnos con el pasado para guiar nuestro actuar en el presente y futuro. ‘Intento’ es la palabra clave aquí, ya que lo que recordamos está lejos de ser preciso. Al experimentar un evento, no solo codificamos imágenes, sonidos e historias, sino también las emociones que vivimos en esos momentos. Al recordar, mezclamos la realidad con lo que sentimos; nuestros recuerdos cambian con el tiempo, cuando los compartimos y dependiendo de con quién los compartimos, aunque nosotros sintamos que los hechos sucedieron tal como los recordamos.
Estas fechas activan recuerdos por las asociaciones que hacemos con el pasado y traen a la superficie sentimientos que pueden parecer ‘superados’. Si estas fechas te hacen resurgir sentimientos o estás pasando por un mal momento, te mando un abrazo muy fuerte y te deseo de todo corazón fortaleza.
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