Se ha convertido en un tema habitual que semana tras semana en las notas más leídas escuchemos hablar de fenómenos como; Burnout, Quiett Quitting, The Great Resignation y que se les atribuya ser un efecto de resaca post pandemia. Sin embargo, si analizamos estudios que se han hecho antes, durante y en esta etapa de la pandemia, lo que nos motiva, desmotiva e inspira en el trabajo se mantiene relativamente constante pero la exigencia por conseguirlo y la desilusión por no hacerlo ha aumentado considerablemente, esto debido principalmente, a la pérdida del equilibrio en el que nos encontrábamos.
En este artículo les comparto una explicación más clara de los factores que influyen en nuestro comportamiento laboral. Entender que existen motivaciones intrínsecas y que muchos problemas financieros u organizacionales se pueden tratar o entender desde una perspectiva de las ciencias del comportamiento nos permite realizar recomendaciones que se ajustan a la «nueva normalidad» que estamos viviendo.
¿Qué nos motiva en el trabajo?
Tomando en cuenta diferentes sectores industriales, edades y jerarquía en las empresas podemos rescatar tres factores que universalmente nos mantienen motivados: Un salario adecuado, la posibilidad de crecimiento y la calidad de vida. Si lo comparamos con los tres principales factores que influyen cuando comparamos ofertas laborales: Buena remuneración, el desarrollo de nuevas aptitudes y equilibrio vida/trabajo, podemos observar que se empalman perfectamente, sin embargo, uno de los principales problemas que observamos en estos tiempos es que nuestra percepción de calidad de vida o equilibrio vida/trabajo ha disminuido significativamente, por esta razón las empresas tienen el reto de entender cuales son los factores que los empleados valoran más dentro de este equilibrio.
¿Qué nos desmotiva en el trabajo?
Los tres factores que más desmotivan en el trabajo son: Tener un salario por debajo del mercado respecto a nuestros pares en otras empresas, sobrecarga de trabajo injustificada y rutina monótona. Psicológicamente podemos resumirlos en dos categorías: la falta de justicia percibida y la falta de autonomía.
No es un secreto que el regreso a un esquema laboral presencial o hibrido ha causado problemas y fricción, pero más que una actitud retadora o aferrarse a un formato de trabajo, a las personas les afecta la falta de justicia y autonomía percibidas.
En cuanto a la falta de justicia, surge la preguntan ¿Porque si había estado trabajando bien de forma remota, me piden que regrese sin darme algo a cambio? Tener que invertir dos o más horas en el tráfico parece una injusticia cuando estamos realizando lo mismo que hacíamos en casa. Evolutivamente nuestro cerebro necesita percibir una compensación justa a lo que hace, cuando el contexto cambia, las recompensas se perciben de forma diferente.
La autonomía es uno de los puntos más importantes para los seres humanos en cualquier ámbito, neurológicamente aspiramos a la certeza de que lo que hacemos lo hacemos porque así lo deseamos. Regresar a un ambiente monótono en el que el único beneficio es poder supervisar lo que estas haciendo, es una afrenta ante la autonomía individual. Para mitigar esta percepción existen muchas alternativas, que no forzosamente tienen que ver con recompensas monetarias o establecer un home office al cien por ciento, pero si no entendemos de dónde proviene el disgusto ante esta situación, podemos hacer muy poco para resolverla.
¿Qué nos inspira en el trabajo?
El liderazgo es fundamental para mantener la motivación entre los miembros de una empresa y los dos factores considerados como más relevantes en un líder son: Que tome una actitud pro activa en las actividades del día a día y no solo gestione el talento y que sostenga a los equipos en momentos de crisis, disminuyendo la presión de sus integrantes. Este segundo punto es el que ha tomado más relevancia ya que se espera que un líder transmita confiabilidad, se adapte pro activamente a su entorno, esté comprometido en generar impacto y tenga la habilidad de tomar decisiones con rapidez y convicción.
¿Qué podemos hacer en la situación en la que nos encontramos?
La forma en que las empresas y los líderes pueden enfrentar la situación actual tiene que ver con la voluntad y capacidad de establecer políticas de comunicación asertiva dentro de las organizaciones, pero es necesario entender los factores que están contribuyendo a la alta rotación del personal y por tanto desarrollar respuestas especificas ante estos problemas.
Ante el posible inicio de una recesión económica mundial y un panorama sombrío en la economía nacional es cuando más tenemos que considerar que todos los factores a los que estamos expuestos están creando ansiedad y desmotivación, por lo que tenemos que asegurarnos que las necesidades básicas que buscan los trabajadores y lo que los motiva estén cubiertas o por lo menos sean escuchados: Asegurar sus necesidades primordiales, sentirse reconocidos y poder mantener relaciones sociales estables.
Notas de este articulo: Para poder hace un contraste se analizó el estudio de los factores que llevaban a los candidatos a escoger una oferta laboral sobre otra, los principales motivadores/desmotivadores que existen en el trabajo y las características que esperaban en un «líder ideal», que publico una importante firma de selección de talento a principios de año. Así mismo se realizo un cruce de información con un reporte de expectativas de Harvard Business Review y distintos reportes de «social listening» sobre los retos que enfrentan los trabajadores actualmente.
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