Las cosas te pasan o tú haces que las cosas pasen. Parece una frase salida del más barato y cliché libro de superación personal, pero la verdad es que oculta una visión del mundo que está arraigada en nuestro cerebro y que, si la entendemos profundamente, podríamos predecir el comportamiento financiero de los individuos en diferentes aspectos, como su aversión al riesgo o su actitud ante la deuda. ¿Magia? ¿Misticismo? ¿Demasiada psilocibina en el desayuno? No, ¡Neurociencia!
El ‘locus de control’ es un concepto psicológico que clasifica nuestra percepción del control que tenemos respecto a nuestra vida en dos tipos: interno y externo. Aquellos con un locus de control interno creen que tienen control sobre los eventos de sus vidas y que sus acciones influyen directamente en los resultados. Consideran que el éxito o el fracaso dependen de su esfuerzo y habilidades. En contraste, quienes poseen un locus de control externo sienten que son meros juguetes del destino o están sujetos a fuerzas externas, como la suerte o el comportamiento de otras personas, percibiendo que tienen poco o ningún control sobre los acontecimientos que les ocurren.
El locus de control está correlacionado principalmente con dos rasgos de personalidad: neuroticismo y asertividad. Individuos altamente asertivos generalmente exhiben un locus de control interno, demostrando la capacidad de expresar claramente opiniones, necesidades y sentimientos. Este comportamiento no solo refleja una creencia en su propia capacidad para influir en situaciones y defender sus intereses, sino que también les permite manejar conflictos con confianza, fortaleciendo su percepción de control sobre sus vidas. En contraste, aquellos con altos niveles de neuroticismo suelen tener un locus de control externo, caracterizado por experimentar mayor ansiedad y estrés, lo que les hace sentir que tienen menos dominio sobre los eventos que enfrentan.
Los factores de personalidad, como la asertividad y el neuroticismo, son estables a lo largo de la vida debido a disposiciones biológicas y patrones de comportamiento establecidos desde temprana edad. Estos rasgos, que tienen una base genética sólida, se mantienen constantes a través de distintos contextos y etapas. Aunque las experiencias significativas o los esfuerzos de cambio personal pueden provocar ajustes menores, la consistencia de estos rasgos desde la adolescencia hasta la edad adulta subraya el papel crucial de la biología y las experiencias tempranas en su estabilidad. Esta estabilidad nos permite predecir comportamientos futuros una vez que los identificamos.
Como nota rápida, los factores de personalidad reflejan el desarrollo de ciertas áreas cerebrales, como la corteza prefrontal, implicada en la toma de decisiones y la regulación emocional, que influyen en la percepción del control. Un mayor volumen o actividad en estas áreas puede correlacionarse con un locus de control interno más fuerte. Además, los niveles de neurotransmisores como la serotonina, vinculados a los circuitos de bienestar y estabilidad emocional del cerebro, afectan cómo las personas perciben su control sobre su entorno. Niveles bajos de serotonina pueden llevar a un locus de control externo, donde individuos se sienten más afectados por circunstancias externas y menos capaces de influir en sus resultados.
¿Qué relación existe entre el locus de control y las finanzas?
Diversos laboratorios alrededor del mundo han explorado cómo los rasgos de personalidad influyen en el comportamiento financiero. Por ejemplo, en el estudio «The roles of personality in intention to not repay credit card expenses,» se encontró que individuos con un locus de control externo, quienes perciben que los eventos de su vida están más allá de su control, tienden a ser menos responsables en la gestión de sus finanzas y más propensos a incumplir con sus deudas. Por el contrario, aquellos con un locus de control interno, que creen que sus acciones determinan sus resultados, suelen ser más responsables y cumplidores con sus obligaciones financieras.
En otro estudio llamado «Attitudes, Personality Factors and Debt Decisions: A Study of Consumer Credit,» se investigaó cómo el locus de control afecta las actitudes hacia el uso del crédito. Personas con un locus de control interno generalmente ven el crédito como una herramienta útil para la planificación financiera, mientras que quienes tienen un locus de control externo muestran reticencia hacia el endeudamiento, percibiendo un menor control sobre las consecuencias económicas de sus decisiones. Estos hallazgos subrayan cómo las diferentes percepciones de control no solo afectan nuestro bienestar emocional, sino también decisiones prácticas como el manejo de nuestras finanzas.
¿Cómo pueden los factores de personalidad innovar el análisis financiero?
Tradicionalmente, las instituciones financieras han dependido de criterios cuantitativos como el historial crediticio, los ingresos y los activos colaterales para evaluar la solvencia de los solicitantes de crédito. Sin embargo, en situaciones donde los datos financieros son incompletos o inexistentes, estas medidas pueden ser insuficientes. Es aquí donde el análisis de factores de personalidad emerge como una herramienta innovadora para complementar o incluso sustituir la información convencional. Estudios recientes han demostrado que los factores de personalidad pueden ser predictores sólidos de la responsabilidad financiera. Lo mejor es que actualmente podemos inferir estos factores de muchas formas, ya sea por medio de la huella digital que dejan los consumidores, por interacciones en conversaciones con chatbots de IA o por la aplicación de pruebas o análisis en las interacciones que tenemos con nuestros clientes.
Para poner un ejemplo muy concreto de cómo los factores de personalidad son predictores del comportamiento financiero, sabemos que aquellos individuos con locus de control interno y que tienen un nivel alto del factor de personalidad conocido como “conscientiousness” en la prueba OCEAN tienden a ser más organizados y comprometidos con el cumplimiento de sus obligaciones financieras. Esto se traduce en una mayor probabilidad de manejar adecuadamente sus deudas y cumplir con los pagos a tiempo. Mientras tanto, los individuos con altos niveles de neuroticismo pueden experimentar emociones negativas como ansiedad y depresión, lo que podría llevarlos a usar el crédito como una forma de hacer frente emocionalmente. Esto podría manifestarse en un uso más frecuente del crédito revolvente o en decisiones impulsivas que resulten en el uso de crédito a plazos.
La inclusión de estos factores en los modelos de evaluación crediticia permite una comprensión más profunda y matizada de los solicitantes, considerando no solo sus antecedentes financieros, sino también su comportamiento y predisposición hacia la gestión de recursos. Esto no solo ayuda a identificar a prestatarios potencialmente responsables, sino que también abre puertas a segmentos de la población que, de otro modo, podrían ser excluidos del sistema financiero formal debido a la falta de datos históricos.
El uso del análisis de factores de personalidad en la evaluación de riesgos crediticios no solo representa una innovación en las prácticas financieras tradicionales, sino que también promueve un sistema más inclusivo y equitativo. Al integrar estas evaluaciones, las instituciones pueden diseñar productos financieros más personalizados y adaptados a las necesidades específicas de los clientes, contribuyendo al crecimiento económico y al desarrollo sostenible. Esta integración de conocimientos de la psicología y la neurociencia con las finanzas abre un nuevo horizonte en la forma de entender y gestionar el riesgo financiero.
En Disruptech, estamos actualmente embarcados en proyectos pioneros que integran los factores de personalidad para predecir la voluntad de pago, la propensión a adquirir deuda y la evaluación de riesgos. Gracias al avance de la tecnología y a nuestro conocimiento cada vez más profundo del comportamiento humano, estamos desarrollando soluciones innovadoras centradas en el individuo. Estas soluciones no solo se adaptan a la realidad del comportamiento humano, sino que también transforman la forma en que abordamos los desafíos financieros, ofreciendo respuestas más personalizadas y efectivas.
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