Para poner contexto sobre la campaña de la que trata este articulo y entiendan mejor las lecciones que podemos aprender de ella, les comparto el link del video de la campaña en Youtube, pero si no pueden verlo les explico de que se trata: «The Last Photo» es una campaña impactante que desafía las ideas equivocadas y comunes que tenemos sobre el suicidio. En colaboración con Calm e ITV, esta campaña reconocida en los Cannes Lions presenta una exposición al aire libre con fotos de personas que tomaron trágicamente sus propias vidas. Transmite de manera poderosa el mensaje de que el suicidio no siempre lleva un rostro visiblemente «suicida»; las personas pueden parecer felices y satisfechas. El mensaje central de la campaña enfatiza la importancia crítica de la asistencia oportuna y el diálogo abierto en la prevención del suicidio.
Ahora bien ya que establecimos un poco de contexto, quiero disculparme si este post parece un poco rudo, pero quiero aprovechar esta maravillosa campaña para hablar de un tema que es fundamental y que tiene que ver con la Inteligencia Artificial y el comportamiento humano.
Sin duda alguna esta campaña es un golpe emocional, porque nos demuestra que nuestras expectativas no corresponden con la realidad y por esta razón nos obliga a reflexionar en cómo deberíamos de actualizar nuestras ideas sobre ciertos temas.
El cerebro, en esencia, opera como una calculadora de costos y beneficios. Intenta limitar el gasto de energía en nueva información a menos que perciba que la información es significativamente valiosa. Esto quiere decir que en nuestro cerebro operan muchos mapas para entender el mundo que son obsoletos, pero que dado que no nos hemos encontrado con una situación que nos confronte no tenemos necesidad de actualizarlos.
Que nuestro mapa mental no explique una situación correctamente no significa que esa situación no tenga explicación o no se pueda anticipar, eso es narscisimo puro. Si el único parámetro que tenemos para saber si una persona esta feliz o triste es verlo sonreír o llorar, debemos de actualizar nuestro modelo mental.
Puedo decirles que la depresión clínica es uno de los trastornos mentales más fácil de identificar por el comportamiento de los usuarios en redes sociales. Sin embargo para encontrar los indicadores correctos que nos permitan crear un buen modelo predictivo tenemos que entender factores de personalidad, propensiones biológicas, identificar patrones obsesivos y otras variables, que van más allá de «la buena ondita» y el amor propio. Esto lo digo con conocimiento de causa ya que previamente hemos trabajado con clientes para identificar estos patrones y ofrecer soluciones a ellas.
La Inteligencia artificial se alimenta de la información y de las variables que le damos sobre el mundo, no puede saber si un mapa mental es mejor que otro a menos que se lo digamos. Los modelos de predicción dependen del entendimiento de quien los hace y si el entendimiento de estas personas es limitado o no complementan su conocimiento con otras ciencias, que brinden un mayor poder explicativo, las predicciones siempre se quedaran cortas.
La lección clave aquí es que la IA tiene un potencial enorme, pero su capacidad para comprender y anticipar el comportamiento humano se basa en la calidad de los datos y modelos que creamos, esto también aplica a quienes piensan que solo por usa IA en finanzas pueden tener mejores resultados sin cambiar las concepciones básicas que tienen. Si deseamos que la IA sea una herramienta eficaz para abordar cuestiones importantes como la salud mental, debemos invertir en la construcción de modelos sólidos y en la colaboración entre disciplinas para enriquecer nuestro entendimiento del mundo y de nosotros mismos.
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