Las ciencias del comportamiento se han interesado ampliamente en entender por qué hay personas más propensas a endeudarse que otras, y han buscado descifrar el comportamiento “irracional” en cuanto a la forma de adquirir y saldar deudas. No es ningún secreto que hay ciertas épocas, donde tendemos a gastar de más, sin embargo lo que nos lleva a hacerlo es una constante, y por eso les comparto 7 puntos relevantes sobre la deuda y nuestro cerebro; si les parecen útiles, compártanlo a quien le pueda ayudar:
1.-Neurológicamente, comprar un bien, como un automóvil, nos induce sentimientos de placer, satisfacción y estatus. Sin embargo, estos sentimientos van acompañados del dolor psicológico de tener que pagar en efectivo. Las tarjetas de crédito o los planes de pago desasocian el dolor de desprenderse del efectivo inmediatamente con la compra de un bien y nos hacen más propensos a consumir.
2.-Por lo general, tendemos a pagar primero deudas pequeñas (que generan pocos intereses) en lugar de abonar a una deuda mayor que tiene una mayor carga financiera. Esto se hace por la satisfacción neurológica de cerrar un compromiso pendiente, aún cuando sea una estrategia costosa financieramente hablando.
3.-La adquisición de deuda está ligada a la propensión del cerebro a obtener satisfacción inmediata. Procrastinar demasiado y sucumbir a antojos dulces son indicadores de que una persona puede ser muy fácilmente atraída a obtener deuda.
4.-Tendemos a preferir opciones de financiamiento a largo plazo, como los pagos a 12 meses, aunque estos impliquen una tasa de interés más alta y, por ende, un costo total mayor. Esto se debe a que el cerebro percibe los pagos mensuales bajos como más manejables, ignorando el impacto acumulativo de los intereses a largo plazo.
5.-El cerebro no está optimizado para llevar una contabilidad de todas las transacciones y egresos necesarios. Por esta razón, sobreestimamos nuestra capacidad de pago y adquirimos más deuda de la que podemos pagar.
6.-El pago mínimo de una tarjeta tiene un efecto de precio de anclaje en nuestro cerebro. Esto significa que las personas toman ese pago como referencia y tienden a pagar mes a mes una cantidad muy cercana al pago mínimo, sin percatarse de la importancia del interés compuesto y el costo de los remanentes.
7.-El cansancio y el miedo nos hacen tomar decisiones impulsivas en las que obtener algo ahora es más valioso para nuestro cerebro que obtener las mejores condiciones financieras. Por esta razón, no es bueno comprar o comprometerse a un pago bajo estas circunstancias.
Desde la satisfacción inmediata hasta la tendencia a minimizar el impacto financiero a corto plazo, estas dinámicas cerebrales nos hacen más propensos a acumular deudas. Entender estos patrones puede ayudarnos a desarrollar estrategias más conscientes y racionales para la gestión de nuestras finanzas. Si bien la educación financiera es fundamental, entender cómo funciona nuestro cerebro nos puede llevar a una mejor toma de decisiones.
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